Otacon (Hal Emmerich) (guiltover9000) wrote in schrodingersbox, @ 2013-06-20 00:22:00 |
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Entry tags: | AU/N°04/Chernobyl |
Fic: Por la Colina, Ascenso y Declive (AU Chernobyl, 1966)
Título: Por la Colina, Ascenso y Declive
AU: Chernobyl
Año: 1966, Timeline de Ocelot
La ola de miedo y culpa le impactó de lleno en el alma.
Sintió la habitación girando a su alrededor, como si la Tierra hubiese cambiado el centro de gravedad, rodado, perdido tres-punto-cinco grados en su ángulo de inclinación. Jadeó, un golpe de sudor helado bajando por su cuerpo. En sus oídos todavía sentía el fuerte disparo, y el grito.
Hal bajó despacio su makarov, pensando, /voy a caerme al suelo. No puedo caerme al suelo ahora mismo, ¿qué pasa si hay más?./
Adamska lo sujetó del brazo, trayéndole de vuelta un punto de apoyo. Hal tiritó al contacto.
"Lo hiciste bien. Lo hiciste bien. Salgamos de aquí", susurró Adamska.
"Está muerto."
"Lo hiciste bien. Estuvo bien."
El invierno ucraniano helaba menos que las manos de Hal en ese momento, pero si querían llegar vivos a Kiev tenían que moverse y escapar de la casa. Simplemente, ya no era segura. Más agentes de la KGB vendrían tras la primera patrulla enviada para apresarlos. No iba a ser fácil atravesar el bosque.
Adamska maldijo, se permitió dar un último pensamiento resentido hacia el DeLorean irreparable en Grozny Grad a miles de kilómetros. Roto apenas habían hecho el primer viaje hacia la época de Adamska, los había atrapado en ella y atado a la cadena de eventos de las décadas siguientes. Al menos en esta versión del multiverso había podido elegir romper el ciclo con los Filósofos, con Hal a su lado. Y al decidirlo, ya había sabido que iba a ser difícil y sin retorno.
Delante de ellos, ojos de pupilas dilatadas y vacías, siete hombres - sólo seis de ellos muertos por una bala de revólver, el último con un boquete de 9mm justo entre las cejas que delataba a gritos a la semiautomática que había acabado con su vida. Y Hal, Hal continuaba inmóvil y tán pálido como los otros muertos, en el mismo punto de hace treinta segundos atrás. Desesperado, Adamska lo sacudió tomándolo por los hombros.
"¡No puedes arrepentirte ahora!", le gritó, y eso pareció despertarlo un poco.
"No. No, no, eso no", musitó Hal, sacudiendo la cabeza. Aferró más fuerte su arma. "Iba a matarte. Cómo podría--"
Exhaló tembloroso.
"¡Entonces, maldita sea, reaccióna!", traerlo de vuelta a la realidad era imperativo para Adamska.
"¡Nunca había disparado a alguien!", gritó Hal de vuelta, golpeando con la voz como un elástico al romperse. Respiró hondo, agregó con amargura, despacio: "Pero supongo que puedo decir que sí había /matado/ a mucha gente."
"Ese fue un disparo jodidamente bueno", le dijo Adamska. "Siéntete orgulloso de él. Ahora salgamos de aquí."
Hal asintió, se descongeló levemente. Emprendieron la marcha con las cosas que todavía podían cargar.
Horas más tarde y con la luna puesta, se permitieron un descanso, ya más o menos convencidos de que habían logrado perder la pista de la segunda patrulla. Subieron una colina, por un claro en los bosques cercanos a Levedibka, y buscaron un lugar que al mismo tiempo tuviera buena visibilidad y sirviese de refugio.
"Aquí", decidió Adamska, y dejó caer la mochila. El molino estaba en una ubicación bastante decente, pero el suelo era de piedra, y las ventanas sin vidrios dejaban pasar corrientes de aire a varios grados bajo cero.
Sacando los implementos para preparar el fuego de su propia mochila, Hal se detuvo un instante a murmurar:
"Lo haría de nuevo, sabes."
Adamska lo miró, y la expresión que puso era indescifrable en la oscuridad. Lamentablemente también lo era su voz, que en este mundo y en este tiempo había recordado lo que era el juego de las ocultaciones. La afirmación no admitía dudas, pero no expresaba sentimiento alguno:
"Y lo harás."
Hal alzó la vista y lo buscó como pudo con los ojos. Habló despacio, pero con certeza:
"Todas las veces que deba, si con eso puedo ponerte a salvo."
Adamska se inclinó, y ahora sí, le puso una mano en el hombro que transmitía un sin fin de emociones, apretando, acariciando: Calidez, orgullo, decisión. Un amor que se resistía a bajar su intensidad ante la prueba enorme que se les venía encima, ahora que habían tomado la decisión de ir contra los Filósofos.
"Eso es lo que quería escuchar, Hal", ¿y acaso no lo valían ellos? Pero el recuerdo de su Hal tanto tiempo antes, contento de aceptar entrenar con él, mas diciendo que nunca haría de él un soldado, le amargó la sonrisa.
Apagó la poco conocida sensación del remordimiento con la seguridad de que lo que estaba pasando era lo más práctico. Iba a ser bueno tener un compañero de armas, y en realidad era incluso raro que hubiesen logrado avanzar tanto sin que algo así sucediera antes. Hal aún se veía afectado, y Adamska se aseguraría de hacer que se sintiese mejor apenas el campamento estuviese más ordenado.
Adamska sabía por experiencia lo fácil que se hacía matar una vez que te acostumbrabas al peso del arma y sabía que era una fortuna para ellos, en su posición, que así fuese.
Hal sonrió débilmente, tomó su mano, y Adamska asintió para reafirmarlo.
Iban a estar bien. Esto no iba a cambiar a Hal. Sólo lo haría más fuerte.