Lynx (daniela_lynx) wrote in schrodingersbox, @ 2013-06-04 02:38:00 |
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Entry tags: | AU/N°08/Babochka!Switch |
Fic: Viento Blanco (AU Babochka!Switch, 1962)
Título: Viento Blanco
AU: Babochka Switch
Año: 36 de Octubre, 1962
No era tirado de los pelos comparar la violencia de los tirones y los gritos de quienes lo rodeaban con el vendaval siberiano azotando el patio, justo a la entrada de las barracas de los científicos. Viento blanco, toques helados y bruscos, un cuchillo abriéndole la bata por el frente y rasgando su suéter de paso, haciendo saltar los botones mientras era sujetado con las manos a la espalda.
Adamska odió a todos y cada uno de aquellos soldados, y trató de mantener la calma. De centrarse pensando, si iban a vejarlo, al menos el frío quemaría la piel de más de uno antes de que pudiesen hundirse en su cuerpo. Podían hacerle daño, pero no podrían quebrarlo nunca.
El círculo se cerró en torno a él y los soldados aplaudieron un ritmo tribal con manos enguantadas, encubriendo y anunciando sus intenciones al mismo tiempo. Una mano se cerró en el cabello de Adamska y lo forzó de rodillas.
Los soldados callaron de pronto. Adamska cayó al suelo de un empujón, pero a los pocos segundos notó que lo soltaban. Tiritando, se arropó como pudo en su bata hecha jirones, antes de registrar siquiera por qué los reclutas habían decidido que violarlo no valía la pena.
Cuando alzó la vista, se encontró con ojos grises como las sombras en la nieve que los rodeaba.
El aura que el Mayor Blauwolf emanaba era sobrenaturalmente hostil mientras repasaba a sus hombres.
- No admitiré semejante indisciplina en mi unidad - les espetó, sin necesidad de alzar la voz para sonar ronco, inflexible. - Quiero oírlos repitiendo en voz alta mis órdenes respecto a los científicos de la base. Palabra por palabra. Ahora.
Dio un golpe con la fusta en sus manos enguantadas. Adamska, quieto, escuchó a la tropa respondiendo al unísono con el contenido de un conjunto de órdenes. Sintió su corazón detenerse al oír su nombre y apellido, y comprender que entre todo el apartado referente a los científicos en general se habían añadido instrucciones específicas sobre su persona; mientras el Mayor hacía a los soldados repetir una y otra vez la cláusula sobre "sanciones disciplinarias correspondientes".
Las cuales eran, en este caso, pasar una semana en el calabozo y otra haciendo ejercicios de montaña en temporada de nieves. Puede que al recibir las órdenes hubiesen dudado de la seriedad de estas, pero nadie en la unidad pensaba en esos momentos ya, en lo absoluto, que el Mayor Blauwolf no fuese perfectamente capaz de conseguir el permiso para subirlos a la cima del Krasnogorje y tenerlos ahí hasta que el hielo se llevara al menos a uno o dos de ellos. Fiel creyente en la selección natural, Blauwolf insistía en que sus hombres fuesen la crema y nata de Grozny Grad y actuaran como tales, sin excepción. Tenía paciencia para grabarles en las cabezas sus lecciones con pedagogía, pero no iba a permitir resbalones.
- Creo que no es necesario que reitere: En estos momentos, ustedes son una desgracia. Tendrán que trabajar para merecer de nuevo el título de "hombres". Todos de vuelta al barracón de la unidad. ¡De frente, marchen!
Marcó la orden con otro golpe de fusta, pero no partió con ellos.
Adamska sabía que el Mayor Blauwolf era uno de los pocos partidarios en la base de tratar a los científicos como si de hecho sí fuesen personas, pero no tenía idea de que estuviese dispuesto a arriesgar a sus hombres sólo para probar un punto. Definitivamente, no lo había visto hacer lo mismo por otros científicos. Dar escarmientos sí, por supuesto. Pero la idea de que había dado órdenes específicas de que no lo tocaran...
Blauwolf le ofreció una mano, y antes de poder pensarlo mejor, Adamska la rechazó parándose por sí mismo pese a lo mal que lo sostenían las piernas. Pero esto no pareció molestar al Mayor.
- Debieras ir a la enfermería. - Dijo este. Sin preguntar si estaba bien, cosa que Adamska agradeció, pero demostrando una nota de algo que sonaba a preocupación de todas formas.
- No alcanzaron a hacerme nada. - Respondió Adamska, subiéndose los anteojos.- Sólo dejarme con un chaleco menos.
- No debieron hacer ni siquiera eso. - Respondió Blauwolf, pero su tono duro no iba dirigido a Adamska. - Me aseguraré que no vuelva a pasar.
Adamska asintió, murmuró un "gracias", y encorvado sobre sí mismo ingresó al barracón de los científicos. Detrás de sí, el Mayor Blauwolf lo seguía como una sombra.
No estaba seguro de si eso debía preocuparlo o resultarle reconfortante.
Incómodo, se despidió de él una vez más en la puerta de su habitación.
- Si vuelven a molestarte, búscame. - asintió el Mayor. Luego dio la media vuelta y se alejó a trancos largos por el pasillo mal iluminado.
Adamska no supo qué pensar.