Hal Emmerich (flowingnumbers) wrote in schrodingersbox, @ 2013-01-28 10:53:00 |
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Entry tags: | AU/N°07/Technowizards |
Fic: New Kid on the Block (AU Technowizards, 2013)
Título: New Kid on the Block
AU: Technowizards
Año: 2013
Hay siempre gente yendo y viniendo por los corredores de las oficinas centrales de Google; y Hal lleva menos de un mes a prueba como programador. Dado que la mayor parte de ese tiempo la ha pasado con los ojos en la pantalla del computador, no es de extrañar que ni siquiera se haya aprendido bien los nombres de sus colegas más cercanos.
Siempre ha sido así. ¡La gente le agrada, en serio! Sólo no es muy ducho en términos de reconocimiento facial. Por eso mismo, cuando se da cuenta que todavía tiene grabado en la mente el rostro del rubio que le pidió el azúcar en la cafetería por la tarde, es porque algo fuera de lo común hay en todo el asunto.
Era un rostro tremendamente atractivo, de ojos agudos y penetrantes tras anteojos de marco ovalado. Pero más allá de la simple belleza, su expresión orgullosa y brillante le había llamado la atención. Hal tiene claro que es una combinación que lo pierde. Y también tiene claras sus políticas personales de nunca, nunca actuar en ello.
Pero se lo sigue topando por los pasillos, y su rostro se le va haciendo cada vez más claro cuando rememora sus actividades cotidianas, y cuando escucha su apellido se le graba a la primera. Va añadiendo cosas a la lista mental. Lindas manos. Una postura realmente excelente que destaca entre la marea de nerds torpes que lo incluye. Un acento ruso realmente interesante.
No se atreve a hablarle todavía más allá del saludo, pero ganas no le faltan y día a día van en aumento. Se da cuenta de pronto que se ha fijado en cómo Krylov toma el café, y ¿no es para maldecirse mentalmente? O al menos, debiera ser el pié para intentar algo. Es primera vez que alguien le llama la atención así y no sabe qué hacer con ello. (Es un hombre adulto, y debiera saber lidiar con este tipo de cosas.)
No quiere ser ese tipo truculento que espía los avatares de la gente que le interesa, pero sus compañeros de trabajo hablan de Krylov. Es joven. Es un genio misterioso y burlón. Tiene unas ideas absoluta, criminalmente brillantes respecto de la nueva aplicación que están desarrollando en la oficina de junto. Hal pica el anzuelo, pregunta sobre el proyecto que el ruso importado desde Google Moscú quiere desarrollar, y se queda boquiabierto.
A la tarde siguiente, cuando se encuentra a Krylov en la cafetería, le alcanza el azúcar antes que pregunte y lo felicita con una sonrisa. No tiene idea de qué está haciendo, pero maldito sea si no le atrae el rubio y lo menos que puede hacer es conocerlo mejor. Se descubre a sí mismo pensando que su negativa a salir con gente quizá haya durado demasiado. Y hace todo lo posible para no comérselo con los ojos cuando (¡rayos!) se lo sigue encontrando. Y cuando se da cuenta de que en efecto está fantaseando con él en horario vermouth se siente súper, súper culpable.
Trata de discernir si es más decente invitarlo a salir de forma directa o seguir así como está. Le pide consejo al internet, y le responde una pequeña pero vocal horda mandándole zapes y diciéndole que no sea un estúpido Nice Guy y que se anime. Maratonea animación japonesa todo el fin de semana refugiándose en escapismos y confesiones ultra moe con cartitas en el locker. Y decide, realmente no quiere ser la chica tímida. O al menos, no la chica a secas.
Cuando se lo encuentra el lunes, va al grano.
- Hey, ¿te gustaría hacer algo después de salir?
Krylov lo mira con extrañeza.
- Pensaba ir al cine - dice Hal, tratando de que los nervios no se noten - pero en realidad no es lo mismo ir solo. Somos nuevos en la ciudad los dos, ¿no es cierto?
El rubio lo piensa un poco, lo mira tratando de adivinar sus intenciones.
- Estoy ocupado. Pero supongo que tengo tiempo para una película.
Hal le sonríe de oreja a oreja, le extiende una mano.
- Estupendo. Juntémonos aquí después de las 5. Qué quieres ir a ver?
- Tarantino está bien.
Krylov le da un breve apretón de manos. Se despiden.
Hal se siente tan estúpidamente feliz que toma el tobogán a su oficina en vez de las escaleras.