Dumbledore
1. Una dormitorio en penumbra, con las cortinas corridas y una sola vela. En la cama se puede ver una muchacha de catorce años, rubia, muy pálida y delgada. La chica se retuerce, grita y farfulla, molesta por algo. Sentado al borde de la cama, un adolescente alto, delgado y de cabello castaño intenta calmarla, tomándola de las manos y hablándole con dulzura.
2. Dos muchachos sentados sobre el pasto, en un jardín. Uno es delgado, alto y de pelo rojizo, el otro es rubio y muy guapo; ambos aparentan no más de veinte años. El chico alto sostiene un pergamino en mano, y anota y tacha ideas mientras conversan animadamente, bromean y se ríen.
3. Una acogedora sala de estar, con paredes de piedra, chimenea y muebles antiguos. Tres jóvenes discuten acaloradamente. El chico rubio saca su varita y amenaza al más joven, de pelo castaño. El muchacho más alto, de pelo rojizo, intenta calmarlo, pero no lo consigue, y pronto debe sacar su propia varita para evitar que se desate un duelo. Pronto los maleficios comienzan a surcar la habitación y se convierte en un campo de batalla. De pronto, una jovencita rubia y asustada aparece en camisón por la puerta, tratando de decir algo y acercándose al duelista más joven. Pero es alcanzada por un rayo verde, y cae.
4. Un funeral en un cementerio. Una veintena de personas vestidas de negro contemplan en silencio como desciende lentamente un ataúd por el lecho abierto en la tierra. Un muchacho de pelo castaño llora desconsoladamente. Cuando el oficiante terminar de cubrir el ataúd, el muchacho de pelo castaño comienza a increpar a gritos, entre sollozos de dolor, al joven alto y de pelo rojizo que tiene en frente, que no le responde. Impulsado por la rabia, el muchacho le da un fuerte puñetazo en la nariz, y se larga como un vendaval. El joven alto, con la nariz rota y sangrante, cae sentado al suelo. La gente, escandalizada, comienza a irse. EL joven no se levanta.
5. En una cadena montañosa desconocida y tenebrosa, bajo un castillo de aspecto terrible, dos hombres se baten espectacularmente a duelo. La batalla parece ser a muerte, y durante el furor, se traslada al interior del castillo. Cuando ya parece que nadie puede ganar, el hombre rubio cae malherido a manos del hombre alto, de lentes y cabellos rojizo. El vencedor corre a hacia el caído, y se inclina para apoderarse de su varita y comprobar su estado. El herido, que aún está conciente, le dirige unas palabras utilizando sus últimas fuerzas, a las cuales el mago alto responde con tristeza. El brujo rubio asiente una vez, y luego pierde el sentido.