Gracias. [Acepta la taza caliente. Parece pensativo mientras ve cómo explicar parte de lo que pasó sin dar muchos detalles.] Es un regalo que me dejó quien me hizo creer que me ayudaría en mi búsqueda, pero sólo resultó ser un bastardo más.
[Lleva un dedo a su cuello, levantando un collar que usa para tapar una marca que parece un tatuaje de espinas.] Lo tengo en el cuello. Parte de lo que hace es prohibirme decir mi nombre o algo que revele mi identidad.