[Su cuerpo se estremese entre tus brazos cuando le habla al oído y por percibir el aroma de sándalo que despide tu cuerpo.
Suspira, riendo alegre mientras lo llevas a la habitación y no eres el único en extrañar el calor del otro en el momento en que lo dejas sobre la cama. Se mueve un poco más para quedar al centro de la cama, y su ropa queda algo desarreglada al estar floja.] Puede que me haya quedado sin excusas. [Estira una mano invitandote a unirte a la cama con él.]