[Se ríe, algo roto, muy cansado.] A veces eres demasiado inocente, mi querido Konrad. Incluso si no hubieras enfermado me terminarías dejando solo sin dudarlo.
[Ah... esa no es una mentira. Parece que es algo que ha pensado hace mucho tiempo pero no procesaba... y no es que se alegre que enfermaras, pero si te cura... cuando te cure, tu vida será suya y no te dará razones para marcharte.
Eres su hermano, su gemelo, su otra parte. ¿No bromeaban con esas cosas de pequeño? Antes de Elizabeth, antes de cualquiera, siempre estuvo primero él. Pero tú ya lo has olvidado.] Piénsalo un poco, ¿qué harás cuando estés sano? ¿Con quién querrás irte?