[Seguirá moviéndose por la cocina. Te mira y se queda en silencio, observando el café percolar.
...
Se sirve una taza. Y, puede ser, que haya quedado para una segunda, pero no es como si él vaya a servirla. Sólo tomará la suya y se moverá a otro lugar de la cocina, cerca de una ventana.]
No conozco sobre los habitantes de este lugar, pero tal vez exista alguien con un poder similar.