*Sale de vuelta al salón una vez termina de recoger los platos en la cocina, todavía con las zancadas, la indignación y una lata de esas cervezas sin alcohol con sabor a cítricos en la mano. Pasa por delante de la mesa sin decir nada y se sienta en el sofá, delante de la televisión aparentemente ignorando a los dos chicos y haciendo sonar el clank de la lata*
Si quieres una ya sabes lo que tienes que hacer. Yo no soy la criada de nadie.