*Espera pacientemente tumbada en la cama la cuenta atrás de cinco minutos del termómetro. Habían pasado un par de días desde la fiesta de fin de curso y la mala suerte se cebó con ella: Un resfriado.
No era nada muy preocupante en realidad o al menos en eso insistía ella pero su hermano Komui quiso que guardase cama solo para no empeorar, lo cual era tedioso y bastante aburrido. Lavi quiso además presentarse en su casa para verla y de paso quedarse para cuidarla. Se sentía azorada y abrumada por tantas atenciones innecesarias pero de igual modo, lo agradecía.*