*Ay madre. ¿De verdad Lenalee creía que le estaba poniendo los cuernos con él? Eso no tenía ni pies ni cabeza. Pero al menos ahora se la veía más relajada, aunque fuera por el cansancio de la rabieta. Aprovecha eso para colocarse bien de nuevo su toalla y acercarse un poco más. Todo esto se acabaría en cuanto ella escuchase lo que tenía que decirle.*
Deja que te lo explique, ¿eh?
*Pero no por ello baja la guardia. Todavía podía pegarle una patada si no le convencían sus argumentos.*