*La fuerza del amor. Aquella leyenda tan sentimental parecía sacada de una novela romántica para señoritas, pero lejos de disgustarle lo que en ella se contaba, le da que pensar. Si lo que rezaba la inscripción era cierto, ese principio también se aplicaba a ellos mismos.*
Lado masculino y femenino, ¿eh?
*Dice mientras sonríe, pensando en el significado que esa frase implicaba. Un lado femenino de Kanda, eso sí sería digno de verse.*