*Tras ese beso, tiene que admitir que le sorprende la reacción de Allen, pero es una sorpresa grata desde luego. Solo escucharle y ver su cara de esa manera le encendía lo suficiente como para querer repetir lo que había hecho. ¿Le había gustado? Esa expresión en su rostro no podía significar otra cosa. La conocía demasiado bien.
Vuelve a mirar al menor desde su posición, prestando especial atención a los pequeños pechos que el propio Allen había descubierto finalmente. No se acostumbra a esa visión, y no porque lo encontrase extraño exactamente. Esos senos, realmente le quedaban bien, como si se hubiera decidido de antemano la silueta de ese cuerpo, con las proporciones más adecuadas para él. Por eso, si había algo extraño en este momento, era el hecho de que lo había aceptado casi al instante de manera natural. Era tan perfecto, que no se le hacía raro verle así, ni comprobar lo bonita y deseable que lucía de esa forma. Y le agradaba tener esa sensación de confianza.
No aparta su rodilla de donde está, para seguir ejerciendo presión entre sus piernas. Verle así, expuesto a él y a sus atenciones, era demasiado tentador. Ni siquiera ha prestado atención a lo que ha dicho.*
¿Qué sientes?
*Es una pregunta tonta, pero dadas las circunstancias su curiosidad aumentaba conforme avanzaban con este juego, y no era costumbre suya quedarse insatisfecho en ese sentido. Ni en ninguno en realidad.*