*Sin embargo eso no se limitaba únicamente a su aspecto. Claro que su punto fuerte, para bien o para mal, estaba en sus ojos. Pero eso no le restaba mérito al resto de sus sentidos. Por eso usa su lengua para jugar con la boca del otro. Tenía en su cabeza un apartado especial para Allen; para las formas de su cuerpo, el tacto de su piel, el sonido de su voz y sobre todo, el sabor de sus labios. En estos momentos agradecía más que nunca haber nacido con la habilidad de poder rememorar todos esos preciados detalles.*