*Sus manos siguen quietas, dejando esa camisa a medio desabrochar. No quiere descubrir tan pronto la piel del otro, prefiere tratar de mantener la magia y el misterio un poco más. Sin embargo, se incorpora un poco sobre Allen para poder verlo mejor de esa forma. Recorre al menor con los ojos, fijándose en los detalles de lo que podía ver, desde el leve color rosa de sus mejillas hasta la suave curva de su cintura. Rasgos poco acentuados pero patentes, a medio camino de la madurez. Decir que le gustaba ver todo aquello bajo de sí era quedarse corto. Era como algo pequeño y delicado que sentía el deseo de proteger.*
Eres preciosa Allen.
*Y así se lo hace saber, deslizando una de sus manos hasta su mejilla.*