*Reparte sacos de diabetes*
*Las palabras de Lavi le devuelven la confianza perdida de un solo golpe. ¿Por qué tenía que ser tan adorable? ¿Por qué tenía que ser tan bueno con él? Incluso cuando se ha comportado como una niña chillona e infantil no le ha regañado, aún cuando él siempre lo hace con el pelirrojo.
Fundido en aquel abrazo tierno, sólo se permite reaccionar de una forma más lanzada. Así que poniéndose de puntillas, logra alcanzar los labios del otro para besarlos con fuerza y mientras siente el calor del pecho de Lavi*