*Instintivamente retrocede unos pasos atrás, casi chocando con el armario que tenía a sus espaldas. El suéter, el maldito suéter en el que todo el mundo tenía que fijarse en el día de hoy. Lavi no iba a ser menos claro, pero ya había pasado por varios encuentros que hicieron peligrar la integridad de su chaleco y él*
¡No hay nada que tengas que ver! En serio, nada de nada...