Deja de ser tan dramático. Entrena conmigo y yo mismo te hornearé algunas estúpidas galletas.
[Era un chantaje estúpido, sobre todo considerando que ahora tenía el control de la situación. Lo malo era que no podía pedirle a nadie más que entrenara con él porque sabía que todo mundo estaba ocupado dramatizando. Además, sabía que la gran mayoría sólo se fijaría en sus tetas. Así que tenía que ser Alma; si acaso se las veía al menos se trataba de ese idiota]