*Al sentir la fría hoja de la katana en su piel, sintió un gran escalofrío recorriendo su cuerpo de arriba a bajo, aunque lo peor fue sin duda, encontrar su torso desnudo y con aquellos pequeños pechos a la vista de Kanda, que sonreía triunfalmente como si hubiese ganado el mejor de los trofeos*
¿Por qué hiciste eso? ¡Eres idiota baKanda!
*Grita mientras solo intenta tapar sus pechos con sus brazos de forma desesperada*