*Por unos segundos, se había detenido con el tenedor en los labios, sin moverse, nada más escuchando aquella voz que le hablaba. Llevaba un buen rato sentada sola, y no esperaba que nadie fuera ocupar ningún asiento en la mesa*
T-Ten más cuidado Kanda.
*Aunque no podría precisar si realmente era porque no esperaba que nadie le hiciera compañía, o por el tono de voz del muchacho, el cual ahora era muy diferente. Tal y como el suyo propio*