*Revuelve su pelo con energía al punto de arrancarse unos cuantos de la cabeza, todo fruto de la desesperación y la impaciencia. No le importaba tanto el hecho de que su cuerpo hubiera cambiado mágicamente adquiriendo aquellas curvas; después de todo, había resultado estar muy "buena". Pero lo había perdido. Había perdido la parte más importante de sí mismo y no se estaba refiriendo precisamente a su privilegiada mente de Bookman. ¿Y ahora qué? Tendría que pensar algo rápido, usar todas sus habilidades para encontrar la respuesta a todo este lío lo más pronto posible. Esto no podía quedarse así, definitivamente. Fuera de quien fuese la culpa, o sea o lo que fuere la causa, esta tortura tenía que acabar a la de ya.
No sabría decir cual era la peor parte, si el calentón de ver a tantas mujeres pululando por la Orden, o el repelús que daba su "abuela" con todo eso colgando. El karma podía resultar tan irónico a veces...*