Resopla, molesto, guardando su cuaderno y su color negro. Al final tendría que aguantarlo. Se va corriendo a una esquina, dispuesto a esconderse si era necesario para no tenerlo encima de él. Con lo tranquilo que estaba.
De hecho, termina ocultándose bajo la mesa. Era un punto estratégico para mirar y donde no podían verle. O al menos eso esperaba. Abraza su cuaderno, observando como Marie es quien abre la puerta para recibir a ese idiota. Al parecer su hermano lo había traído después de todo.
Resiste el impulso de chasquear la lengua con enfado porque ya puede escuchar esa voz tan molesta otra vez]