[Está distraído observando como las educadoras sólo hacían caso a los que estaban llorando. Que eran prácticamente todos los demás niños. Suspira pesadamente mientras avanza arrastrando la fiambrera que Edgar le había comprado. Él también se sentía solo y abandonado, pero no es como si pensara que sus padres lo iban a dejar ahí por siempre. Además que él sabe cómo regresar a casa solito...
Y justo está pensando en que si no sería buena idea regresar a casa cuando se da cuenta que hay alguien caminando unos metros cerca de él y que no estaba llorando. Una niña. Una muy bonita además. De hecho le resulta extraño ver a una niña que no está llorando, pues estas eran las que más escándalo estaban armando, así que trata de colarse entre la gente para acercarse a ella.]