*Mientras los demás estaban enzarzados en la elaboración de aquel reto pervertido, del que Kanda no parecía estar de acuerdo, él rebusca en sus bolsillos para sacar un caramelo y llevárselo a la boca. Cansado, se acurruca más en el sofá y observa como el japonés se desabrocha la camisa y Alma comienza a untar la mencionada mayonesa.
Aún le sorprendía cómo Kanda se había dejado sin oponer más resistencia, aún si tenía que cumplir con su parte en el juego. Mira a Lavi de reojo también, pensando en que el reto que había impuesto era mucho peor que ninguno visto antes. Se estaba volviendo un auténtico salido y seguro que disfrutaría de ver a los otros dos*