[Era difícil negar que se había puesto celoso, sobre todo después de ese lamentable despliegue de estupidez que había tenido al admitirlo.
Se sorprende un poco en cuanto le siente sobre él, preguntándose cómo demonios hacía Alma para seguir con esa energía a pesar de todo lo que habían hecho. Aunque no le gusta para nada que esté tan cerca de él, mucho menos si sigue diciendo esas tonterías que no hacían más que avergonzarlo]
Tú te querías ir, yo sólo te dí permiso de hacerlo.
[Sí, claro, algo así. Aún seguía hablando como un imbécil, ya lo había notado. Maldición]
Y no pienso decirte nada, tú deberías de darte cuenta. Por algo eres mi novio, ¿no?
[Le reclama infantilmente, aún intentando respirar profundamente aunque sabe que se empieza a agitar por tenerlo tan cercano]