[A decir verdad le confunde que todos miren horrorizados a su gato cuando él encontraba totalmente normal esa forma de jugar con sus cosas, sobre todo si tenían cara y forma de conejo. Y probablemente estaría entretenido mientras mordisqueaba esa cosa, aunque probablemente luego encontraría el muñeco cerca de la cama de Mugen.
Debería de mostrarse más agradecido, piensa de nuevo, con ese moyashi idiota a pesar de que lo hizo para salvar el trasero de su estúpido novio más que por darle algo a su gato.
Estaba incluso más tranquilo, todo hasta que escucha las palabras de Alma. ¿Qué jodidos acababa de decir? ¿Dispuestos a qué? ¿En su qué? El enfado que le había abandonado volvía con creces, aunque esta vez dirigida hacia la persona con la que vivía]