Raro, sí. Y me temo que vamos a tener que seguir en silencio como hasta ahora.
*Dando una respiración profunda, toma asiento cerca de su gemelo, el cual parecía metido en un profundo trance. Lo cierto es que aunque ahora supieran la verdad, estaban hasta el cuello. ¿Qué podrían hacer? ¿Qué sentido tenía ahora sus confesiones? Después de la euforia inicial, comenzaba a pensar en ello a conciencia*
Siempre pensé que de algún modo me odiabas. Todo eso de los celos con mis amigos... Creía que sólo querías fastidiarme. Menuda tontería, ¿verdad?