*Con la tranquilidad habitual recoge los libros de la clase que acababa de terminar y pone sobre su mesa los de la próxima asignatura. Por alguna razón a la mayoría de idiotas del instituto (su hermano incluido) le gustaba levantarse y perder el tiempo en lugar de prepararse para cuando llegase el profesor de turno, y eso por regla general le parecía una estupidez, pero por esta vez y como cada día a la misma hora, despegaría el culo de su asiento para hacer una excepción y participar en el especial evento familiar.
Acude a la ventana con Lavi para esperar a que pasaran los otros dos. Sabía que para el enano salir una hora antes que ellos no era algo que le agradase demasiado, pero al menos cuando el abuelo iba a recogerlo y les saludaban desde allí tenía la certeza de que pronto estarían en casa.
Aún así, hoy se siente un poco agitado con respecto al tema de su hermano pequeño. Le había prometido que no le contaría a Lavi o al abuelo sobre lo que había pasado, pero no estaba seguro de mantener esa promesa, y no es como si el abuelo no fuese a preguntar sobre las heridas de sus rodillas de todas formas. Mira a su gemelo, el cual ni siquiera parecía estar en el mundo ahora mismo. Ha pasado las dos clases anteriores pensando en si debía contarle algo o no desde que dejó a Junior al cargo de la enfermera del colegio, pero ni siquiera sabe cómo empezar para sacar a Lavi de la nube cuando normalmente no paraba de abrir la boca para soltar una gilipollez tras otra. Ese idiota, tanto porno en internet de madrugada lo estaba dejando hecho un asco.*