[Cuando abre la puerta para salir no puede evitar resoplar. De alivio. Joder, qué asunto más difícil, todo por caminar un pasillo. Ahora se daba cuenta de que el moyashi no podía caminar tan rápido como hubiera querido. Eso pasaba por estar tanto tiempo encerrado, poniéndose cada vez más mal.
Aún no le suelta de la mano, pero se queda viendo el lugar, a su alrededor, asegurándose que no haya nadie más. Pero al parecer tendrá que adentrarse más en el bosque porque aún había enfermeras paseando a otros enfermos que le miraban raro por tener a alguien bajo su bata]
Espero que no te tropieces, moyashi. A menos de que quieras que te lleve cargando.
[Tendría que convencerlo de salir más a menudo, tal vez así se sentiría mejor y no sentiría que está arrastrando a un niñito en contra de su voluntad]