[Chasquea la lengua, empezando a sentir dolor de cabeza él mismo.
Sin pensarlo demasiado le toma del rostro con ambas manos, mirándole fijamente para que no se mueva. Ese gesto, lejos de ser suave, es más bien para que se quede quieto y le oiga sin retorcerse tanto]
Lavihiko, si me escuchas, dile a los demás que se tranquilicen si no quieren que el conejo termine aún más loco.
[Y no, no le importa llamar loco a su paciente. Ya lo había hecho varias veces. Era sólo que tener a un conejo actuando más desquisiado aún no era algo que quisiera ver, sobre todo si los demás doctores llegaban a enterarse]