[Deja de llamarle conejo, quiere saber si puede obtener otra reacción. Además, así tal vez los otros egos del conejo le reconocerían mejor si usaba ese nombre. Pero más le valía no acostumbrarse.
Chasquea la lengua, entrecerrando los ojos]
¿Puedes oírlos ahora? Su respiración, su voz, incluso la forma en la que se mueven. Ellos quieren hablar contigo y tú debes contestarles.
[Entonces deja de hablar, esperando que ese gesto que había dibujado el otro significaba que empezaba a oírles. Estaba seguro que Lavihiko estaba haciendo un gran esfuerzo y no quería interrumpirla]