*Las palabras del doctor consiguen agitarla, al punto de arquear la espalda contra el colchón. Le gustaba tanto cuando lucía así, tan decidido. Como si supiera con exactitud lo que tenía que darle para que comiera de su mano. Hacía que quisiera olvidarse de todo y únicamente preocuparse de acostarse con él.
Claro, quería su pago más que nada en el mundo. Sentir esas manos recorrer su cuerpo por completo y la respiración agitada del otro sobre la suya. Sólo imaginarlo ya comenzaba a acalorarle. Sin embargo...*
Nh... Que impaciente. Pero no me lo perdonaría si no te cuento esto antes.
*Debía ser cuidadosa y no decir cosas innecesarias tan pronto. Tenía que refrenarse, al menos por el momento, por el bien de los demás. Además, estaba segura de que él iba a disfrutar igualmente de lo que aún tenía por informar.*