[Toda la sangre había abandonado su cerebro, eso era seguro, viajando precisamente al lugar donde no debería de estar en estas circunstancias.
Verlas a las dos así. Era simplemente imposible. Nadie, por más autocontrol que tuviera, podría soportar fingiéndose indiferente cuando tenía una visión enfrente. O quizá era él el único enfermo]
Tsk. Todo es tu culpa, coneja.
[Sonríe levemente, aunque seguramente luce como un idiota. Se pone de pie, empezando a deslizar la bata fuera de su cuerpo. No era sólo culpa de Lavihiko, ni siquiera de Lenalee a pesar de que había logrado convencerle por completo. Era su culpa. Pero ahora no era el momento para arrepentimientos. Los golpes de pecho ya vendrían después]