[No se daba cuenta, claro que no. No había manera en que Lenalee pudiera saber lo que había provocado en él.
Quizá es que ella no se daba cuenta de lo que significaban sus palabras, lo mucho que le afectaba que le mirara de esa forma, que le extendiera la mano. Que lo invitara a unirse. Le mira desde donde está, luchando con todas sus fuerzas para negarse a dejarse llevar por sus instintos. O, más bien, por lo que tenía entre las piernas]
No tienes idea de lo que dices.
[Si lo supiera, entonces no le diría que fuera. Pero no podía ser que no se percatara siquiera de ese estúpido sonrojo en sus mejillas que no podía controlar. Podía disimular su erección con la bata, pero aquello era imposible de evitar. Seguía siendo culpa del conejo. No estaba ahí, pero era su culpa, su total culpa]