*Vacila un poco observando al muchacho, tras dar éste su consentimiento. Aún y cuando accede a dejar que se quede en la habitación, no le daba la sensación de que el doctor lo aceptase de buena gana en el fondo.
Por no mencionar que encima estaba raro. Seguro tenía que el doctor era una persona callada, pero no recordaba que lo fuera tan en exceso, no cuando siempre preguntaba cosas y anotaba tantas otras. Y mucho menos lo recordaba titubear ante algo, como si estuviese nervioso.*
¿Te ocurre algo, Kanda? Pareces un poco inquieto.
*Preocupada, se separa de la chica y se pone de rodillas en la cama, inclinándose hasta dónde él está sentado, sin querer abandonar la proximidad con Lavihiko en realidad. Sólo esperaba que el doctor no estuviese demasiado molesto por culpa de su capricho o por la adorable manera en que la muchacha lo llamó*