No debió subestimarla, nunca debió hacerlo. Ni debió creer que podría engañarla con su silencio o su gesto de supuesta indiferencia cuando ella parecía notar las cosas con un mínimo de gestos o comportamiento fuera de lo común. Y tenía muy poco de conocerle, ¿cómo sería después?
Ella sabía perfectamente cómo manipularlo, y lo absolutamente peor, era que no se sentía molesto por eso. Porque ese bulto duro en sus pantalones no tenía absolutamente nada que ver con la molestia por más que su mente consciente intentara convencerlo de lo contrario.
Es que, joder, ¿de verdad tenía que llamarlo así? Traga saliva bastante notoriamente]