*Arquea la espalda complacida porque el muchacho haya accedido a su petición, acentuando no tan sin querer el contacto entre ellos. Ese roce, y la manera en que la toma de las caderas hace que de nuevo emita más sonidos placenteros, impaciente por sentir más.
No es como si no lamentara no poder sentir esa erección penetrándola y el cuerpo del doctor empujando el suyo, arremetiendo contra ella a cada nueva embestida; pero la sensación del roce y la fricción de su sexo con el del otro lo compensaría, mucho más cuando él acabara sobre su estómago. La sola idea provoca que se excite más, no dejaba de ser una adicta al placer en todas sus formas.*