[Así que eran cuarenta y nueve. Y la mayoría estaban ya a salvo de las garras de Deak, algo que le hace preguntarse cuándo fue que empezó a hacer todo esto, si acaso fue desde que nació. Ese conejo bastardo.
Le da otro beso, esta vez como agradecimiento por la información que le ha dado. No le pregunta cómo lo sabe, sólo sabe que tiene que compensarle de alguna forma. Se separa luego del corto beso, mirándole de nuevo]
¿Hay algo más que quieras de mí?
[No sabe cómo preguntarle con más sutilidad si quiere que le de más placer, ya que era él quien estaba siendo el centro de atención por mucho tiempo ya]