[No tan extrañamente, lo primero que nota es que, aún en esas fantasías que había tenido mientras compartía la habitación del conejo, éste nunca alcanzaba tales niveles en sus gemidos. Esperaba que a nadie se le ocurriera venir a ver qué demonios estaba pasando en la habitación del conejo, pues no tendría ninguna explicación del por qué estaba sobre su paciente mientras le toqueteaba descaradamente.
Pero luego se concentra en lo que dice la chica. Obsesión con el sexo. Esa necesidad de ser tocada. ¿Podría ser que...?]
¿Acaso abusaron del conejo?
[Lo pregunta así como así, y tal vez sea más chocante por lo que está haciendo; pues sigue presionando entre las piernas del chico, bajando con su boca, lamiendo alrededor de una de sus tetillas, aunque sin tocarla en lo absoluto. No, no debería preguntar si fue que alguien usó sexualmente a su paciente cuando él se contentaba apretando sus nalgas, preguntándose cuándo debería deshacerse de esos pantalones que estorbaban]