*Y ella reacciona a eso con más gemidos agudos. Aún si ha usado infinidad de veces ese cuerpo no se acostumbra a la sensación de tener una erección entre las piernas, que la toquen y estimulen su sexo de esa forma. Prefería ser ella la que complaciera al otro, dejar que la usaran como les viniera en gana, ser lasciva y provocar calenturas, divertirse, pero tras años de aislamiento deseaba demasiado que las caricias de un hombre la consolaran por una vez, ¿y dónde iba a encontrar a otro en un lugar como este? Aún si a cambio tuviera que recordar de nuevo su nacimiento.
Acaricia la espalda del chico sobre la bata de doctor, otro fetiche que aumentaba su morbo, pero no presta tanta atención a eso como a la pregunta que finalmente ha formulado. Ni siquiera sabe por dónde empezar a contar.*
M-Mírame, nene~ ¿No te sugiero nada...?
*Debía de hacerlo, él era el experto después de todo, y era demasiado obvio que tenía un problema con su ninfomanía. El sexo tenía mucho que ver.*