[Nunca había ido tan lejos para obtener algo, mucho menos si era con un paciente. Pero necesitaba esta información. Y, al parecer más importante ahora, necesitaba tocarle. Lavi o Lavihiko, en ese momento no le importaba en lo absoluto.
En un hombre o en una mujer, los puntos sensibles eran parecidos, no tan intensos en alguno u otro lugar, pero presentes.
Da una larga lamida en el cuello del otro, algo frustrado porque sabe que no puede marcarlo, a menos de que al conejo le de por hacerse historias con esa herida. Al fin se decide a poner presión en la entrepierna del pelirrojo, sintiendo lo excitado que se encontraba ya. Mientras, baja con su boca, besando y lamiendo, pasando por debajo sus manos para tocarle el trasero, utilizándolas también para lograr más presión con su rodilla]