Lo suponía, pero está bien. Cualquiera pensaría de ese modo.
*Se le escapa la risa otra vez. Por alguna razón tener a ese hombre tan cerca le produce una mezcla enfermiza de sensaciones. Quería seguir tocándolo, darle caricias, ser suave y al mismo tiempo debastador con él, dañarlo, sentir lo frágil que era como humano. Tendría que olvidarse de esas emociones, después de todo el que estaba en el cuerpo de un niño débil era él mismo*
Digamos que sí soy el de los espejos, ¿te parece? Hagamos esto más divertido para los dos.