Tsk. ¿Estás seguro, moyashi? Porque no quiero tener problemas contigo después.
[No le creía ni un poco que estaba bien. Ni tampoco creía que tuviera que ver con la repentina emoción. Pero tampoco quería que notara que le estaba dando una gran importancia cuando se empezaba asentir bien por primera vez en mucho tiempo]
Si estás cansado puedes irte a dormir y mañana hablaremos de invitar al conejo y a los demás.
[Aún le quedaba algún tiempo en aquella sesión tan extraña en la que había cedido tan fácilmente a una sonrisa idiota]