*Porque si todos esos egos eran una pequeña parte de sí mismo no quería perderlos, sobre todo ese. Tiene cierta curiosidad por saber más de ellos y de ese niño. Todavía recuerda esa carta escrita con ceras de colores y aquel momento desconcertante y para qué negarlo, aterrador, de hace unos días atrás. También sus dolores de cabeza. A veces le gustaba pensar que era el pequeño el culpable de esas jaquecas. Qué gracia, y pensar que tenía que soportar tanto dolor.
Al menos espera que Junior pueda escucharle hablar como hasta ahora parecía hacerlo, aunque estuviera en lo más profundo de su cabeza o como fuera. Y era una pena que no todos pudieran oirle tan simplemente. Pero eso podía arreglarse al parecer.*