[Asustarle como a un niño, decía. No podía creer lo increíblemente ingenuo que era este mocoso a pesar de tener tanto tiempo viviendo ahí. Llamaba la atención y no sólo por su fobia a los espejos. No quería ni imaginarse la posibilidad de que ese idiota no se enterara de nada tan sólo por estar tan drogado como para no poder abrir los ojos si acaso llegaba a pasarle algo. Aunque es no era lo que más le preocupaba]
Todos los médicos y algunas enfermeras tienen llaves de todas las habitaciones de este lugar. ¿Seguro que quieres dormir profundamente? Porque puedo recetártelas ahora mismo.
[Tendría que revisar el resto de medicamentos que ya tomaba, aunque estaba casi seguro de que los recordaba todos y podía darle algo más fuerte. Sólo que, en lugar de encontrarlo de vez en cuando adormilado, lo encontraría siempre así. Y eso no le hacía la más mínima gracia. Todo sin contar sus otros temores, los que nunca aceptaría en voz alta]