[Joder, ese maldito idiota sí que sabía lo que hacía. Lo había atrapado en un callejón sin salida y él mismo había aceptado acorrarlarse contra la pared y esperar pacientemente. Era tan idiota. Traga saliva, mucho más ruidosamente de lo que debería.
Si al menos esa mano no siguiera sobre su miembro, totalmente inmóvil, tentándolo sin más. Y esa maldita amenaza de dejarlo así a pesar de que una de sus exigencias es precisamente coger. Ese idiota era mucho más inteligente de lo que pensaba, pero también podía notar que estaba desesperado como él]
¿E-eso es lo que quieres? Saber de unas estúpidas flores...
[Entrecierra los ojos, dejando de sostener con tanta fuerza las sábanas, esperando que aquello no le haga perder el equilibrio]
Las veo desde que tengo memoria. En todas partes, aunque no siempre. A veces parecen borrosas y otras son mucho más nítidas. ¿Qué hay de interesante en saber que tengo las visiones más maricas del mundo?