[Lo había logrado; esa confesión había hecho que se excitara aún más y tal vez hasta Alma lo habría notado en la palma de su mano.
Joder, era algo que después de todo se esperaba. Cuando se estaba aburrido y sin hacer nada más que tener las malditas hormonas alborotadas, era obvio que los pacientes se tocaran.
Lo extraño quizá era el caso de él. Un doctor que se suponía debía de estar agotado luego de una jornada completa, tomándose el tiempo para acariciarse mientras llenaba su cabeza de los pensamientos más sucios imaginables. Chasquea la lengua, relamiéndose después los labios para remojarlos. Esas caricias iban cada vez más lejos]