[Aprieta con fuerza los dientes, sabiendo que si le da por morderse los labios terminaría sangrando. Estúpido Alma, para no tener nada de experiencia con los hombres sí que sabía cómo tocarlo.
Entrecierra los ojos, separando un poco sus piernas inconscientemente para permitirle más acceso]
¿Te tocas mucho a ti mismo?
[Responde con una pregunta, curioso, porque eso no hacía más que aumentar lo morboso de la situación en la que de por sí ya se encontraban]