[Las caricias de Alma le sorprenden un poco, pero no las rechaza en lo absoluto. De hecho, aunque fueran torpes, podría decir que las disfrutaba mucho más que aquellas dadas por las experimentadas mujeres que tanto habían insistido en acostarse con él.
Incluso deja escapar un jadeo que tal vez parezca más un gemido de lo que debería.
Por eso vuelve a besarle en el cuello, para acallar los propios sonidos de su boca. No recordaba la última vez que se había sentido tan excitado, pero ciertamente no quería que Alma se diera cuenta de cuánto lo estaba. Aquello podía jugar en su contra]