[Siente que el otro afloja el agarre, cosa que sólo provoca que él se aferre con mayor fuerza, algo poco común en él.
Sabe que el otro le está mirando con intensidad, aunque no logra distinguirlo bien por la oscuridad a pesar de que sus ojos se han acostumbrado un poco. Decide que no le gusta aquello, era como si su idiotez quedara aún más en evidencia.
Entrecierra los ojos, inclinándose sobre él una vez más, esta vez para besarle en el cuello, dejando de lado los gritos de su mente que le dicen que lo único decente que puede hacer es dejar las cosas así]
Claro que es tu culpa. Sólo que no te has dado cuenta.
[Masculla entre dientes, respirando contra su cuello]